Yo quiero más perdices sin final,
y brujas que no tengan tanto cuento,
yo quiero más pecado original,
y no languidecer de aburrimiento.
Yo quiero un magistral salto inmortal,
y no ser un perpetuo testamento,
Yo quiero más verdad en el cristal,
y menos falsedades en el viento.
Yo quiero ser un coche de carreras
salido hace dos días del taller,
yo quiero las mentiras más sinceras,
yo quiero un corazón en alquiler,
yo quiero consumir las primaveras.
yo quiero que me quieras sin querer.
Yo quiero ser el ciego que da palos,
a todos los que miran con desdén,
yo quiero ser un niño con regalos
salidos de un bazar de todo a cien,
yo quiero como los terribles galos
lanzar romanos por un terraplén,
y a todos los perversos y los malos,
con mucha sutileza que les den.
Yo quiero que los olmos me den peras,
yo quiero darle caña a mi somier,
subir de tres en tres las escaleras,
ganarle al ajedrez a Lucifer,
yo quiero, si es posible, que me quieras,
yo quiero que me quieras sin querer.
Yo quiero una segunda juventud
seguir estando loco de remate,
y a veces, convertirme en Robin Hood
y hacer que el banco pague su rescate,
cambiar de longitud y latitud,
en un barco pirata en un combate,
te quiero ver allá en la multitud,
dispuesta a hacer conmigo un disparate,
Yo quiero descubrir que tú me esperas,
a que termine aquí de recoger,
yo quiero que cerremos las aceras,
y no tengamos ganas de volver,
yo quiero, si es posible, que me quieras,
yo quiero que me quieras sin querer.