viernes, septiembre 16, 2022

El fugitivo

 

-        ¡¡¡Hombre Pacu!!! ¡¡¡Cuánto tiempo!!! Y ¡¡¡qué elegante te veo!!! Pero… ¿tú no te habías ido del pueblo cuando el alcalde te pilló con su mujer?

-        ¡Hombre, Anselmu! Pues sí, fue una salida apresurada…

-        Pero… ¡¡Qué cochazo!! ¡¡Un Q7!! Se nota que te ha ido bien…

-        Bueno, sí. Cuando salí huyendo del pueblo el alcalde mandó un par de matones tras de mí. Así que llegué a Algeciras, crucé el Estrecho y una vez en Tánger, atravesé el Sahara. Acabé en Ruanda, sin dinero y muerto de hambre. Cuando pensé que estaba a salvo, descubrí a los matones en Kigali, así que me escondí en un camión que llevaba a las montañas. En el monte Karisimbi me acogió una tribu tutsi, que me mantenía a base de migajas a cambio de ayudarles con el ganado. Un día, al ver que las hojas del akí eran parecidas a las del plágano, se me ocurrió hacer queso, envolverlo en esas hojas y meterlo en una de las cuevas del Karisimbi, a unos tres mil metros. Conseguí hacer un Cabrales ruandés que en la tribu me agradecieron dándome una bolsa de diamantes. Regresé a España, me alisté en el PP y soy el candidato a la alcaldía en las próximas elecciones