Mantengo sanamente la costumbre,
de siempre ser el malo en cualquier cuento,
ayer Caperucita me dio lumbre,
con cierto aroma a whisky en el aliento.
brindamos por mi tierna mansedumbre
y en broma me llamó "mi Ceniciento"
y luego se perdió en la muchedumbre,
dejándome nublado el pensamiento.
La Bella, que hoy estrena apartamento,
me escribe sin ningún remordimiento,
y dice que perdone la molestia,
que no tenía WiFi en mi castillo,
que acaba de inscribirse en un cursillo,
y que, sinceramente, soy muy bestia.
Y tal vez podría decir que lo siento,
pero mentiría pues no me arrepiento,
tal vez otro día... hoy no es el momento
Yo siempre dejo luz en la mesilla,
que siempre me visita alguna de ellas,
ya veces viene a verme Campanilla
a darme una vez más polvo de estrellas,
Se sienta dulcemente en mi rodilla,
y puede que acabemos dos botellas,
se marcha con un beso en la mejilla,
brillando mi vaquero con sus huellas.
Y el garfio de pirata compungido,
que finge no haber sido malherido,
me acerca lentamente mi pañuelo,
mirándola marchar como una flecha
coger segunda estrella a la derecha,
y yo maravillado con su vuelo
Y tal vez podría decir que lo siento,
pero mentiría pues no me arrepiento,
tal vez otro día... hoy no es el momento