Los límites de la supervivencia
Vencimos a la peste y la viruela,
salimos de las guerras mundïales,
sufrimos cataclismos naturales,
salvamos cada golpe y su secuela.
Lloramos a una torre y su gemela,
y a miles de extinguidos animales,
volcanes, terremotos, temporales,
y al Ártico que triste se deshiela.
Vivimos aunque caigan meteoritos,
llegados de rincones infinitos,
vivimos porque no hay mejor opción.
En cambio ya no sé si habrá salida,
no sé si es compatible con la vida,
un mundo en el que exista el reguetón
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