Hastío
Ya solo compartes el mando y la cama,
los besos se archivan detrás de la puerta;
a veces diría que te haces la muerta
si evitas con ello que estalle otro drama.
Ya no hay combustible que avive la llama,
feliz, cada uno, con su isla desierta,
rechazas las mieles de mi última oferta
y observo tu rostro como un crucigrama.
Dormimos de espaldas, en yermo armisticio.
La fe y el deseo van rumbo al hospicio,
y somos dos sombras en un calendario.
Ya todo se cubre de falsa costumbre
y al fin comprendemos, tiznados de herrumbre,
que somos los restos de un mal necesario.

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