Huesos
En la puerta del osario esperaba un hombre con perilla
y manos en los bolsillos, leyendo una de las placas de mármol. Un tímido
veinteañero se asomó al interior del calavernario en busca del sepulturero.
ꟷ Estudio Medicina y estaba interesado en un esqueleto – expuso
el chico
ꟷ Hijo, en pleno diciembre ya todos tus compañeros se han
llevado lo que había.
Resignado, el muchacho se despidió del empleado. Había sido
un duro primer trimestre del curso, intentando superar la desaparición de su
hermana Irene.
ꟷ Perdona, muchacho, no he podido evitar oír la
conversación. Estaba esperando a un estudiante interesado en un esqueleto y no
se ha presentado. Es de mi hijo, que ya ha terminado la carrera. Puedes
quedártelo si te parece bien.
ꟷ ¡¡¡¡Claro que sí, muchas gracias!!!!! ¿Tiene el
certificado en regla?
ꟷ Por supuesto, aquí lo tienes
El chaval inspeccionó el documento y salieron al
aparcamiento, donde el individuo le entrego el esqueleto en una bolsa. No
reparó en la bolsa de cal viva del maletero. Sin saberlo, se estaba llevando
los restos de su hermana Irene mientras que los huesos del certificado estaban
enterrados en un remoto corral de gallinas.
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