lunes, marzo 07, 2022

Huesos

 

En la puerta del osario esperaba un hombre con perilla y manos en los bolsillos, leyendo una de las placas de mármol. Un tímido veinteañero se asomó al interior del calavernario en busca del sepulturero.

Estudio Medicina y estaba interesado en un esqueleto – expuso el chico

Hijo, en pleno diciembre ya todos tus compañeros se han llevado lo que había.

Resignado, el muchacho se despidió del empleado. Había sido un duro primer trimestre del curso, intentando superar la desaparición de su hermana Irene.

Perdona, muchacho, no he podido evitar oír la conversación. Estaba esperando a un estudiante interesado en un esqueleto y no se ha presentado. Es de mi hijo, que ya ha terminado la carrera. Puedes quedártelo si te parece bien.

¡¡¡¡Claro que sí, muchas gracias!!!!! ¿Tiene el certificado en regla?

Por supuesto, aquí lo tienes

El chaval inspeccionó el documento y salieron al aparcamiento, donde el individuo le entrego el esqueleto en una bolsa. No reparó en la bolsa de cal viva del maletero. Sin saberlo, se estaba llevando los restos de su hermana Irene mientras que los huesos del certificado estaban enterrados en un remoto corral de gallinas.