lunes, febrero 14, 2022

La búsqueda

 

Ya podían rugir las olas en su choque contra el pantalán, que no iban a conseguir amedrentarles. Al fin y al cabo, tenían una idea bastante aproximada de dónde tenían que buscar y solo necesitaban remar unos metros y realizar las inmersiones que hicieran falta. Luego, una vez localizado, rodearlo con la red y subirlo al bote.

El fuerte levante de cuarenta nudos reducía mucho la sensación térmica de los 8 grados que helaban la tarde en Cartagena. Estaban a cinco días del bautizo del S-81, con toda la pompa oficial que requería la visita del rey y de la infanta. El astillero, en domingo, estaba prácticamente vacío. A partir de las ocho y media era prácticamente de noche y podrían realizar la búsqueda amparados por la escasa iluminación de la luna en creciente.

Los neoprenos resguardaban escasamente del frío y las heladas aguas podrían parecer una tortura inimaginable, de no ser mucho peor lo que les esperaba en caso de no encontrarlo.

La contratación en Navantia había estado paralizada por el CoVid y sólo ellos, los hijos varones del enlace sindical de UGT, habían accedido a un contrato en prácticas de tapadillo. Y estaban a punto de pasar a la historia como los dos enchufados por el sindicalista, que habían perdido un torpedo al hacerse un selfie con él