martes, febrero 22, 2022

La huida

 


Por mucho que la ley de la relatividad jure que, cuanto más cerca de la velocidad de la luz se viaje, más lento pasa el tiempo, puedo asegurarles que a la inversa no funciona. Llevo aquí parado más de una hora y cada segundo se está haciendo eterno. En este lapso, he visto a una pareja sentarse, cenar y pagar la cuenta en “El Gaucho  argentino”. El brazo de gitano no tenía mala pinta, por cierto. El caso es que el tráfico no avanza y se supone que yo estoy escapando. Las masas están como locas con la celebración. La buena noticia es que mis perseguidores tampoco pueden alcanzarme. Aquí me tienen. Un santo varón y huyendo como un vulgar delincuente. No he hecho otra cosa que seguir mi instinto. Ella se empeñó en que la boda fuera el mismo día y a la misma hora que la final de la Champions. Debo confesar que con el auricular oculto tras la oreja no estaba demasiado pendiente de lo que decía el cura. Gritar el gol de Benzema cuando preguntaba no se qué de si quería a Marta por esposa posiblemente sea inadecuado pero, la verdad, todo es relativo