lunes, febrero 28, 2022

Yasmina

 

Yo crecí con Yasmina. Compartimos pupitre durante toda la primaria. No había niña más dulce ni más alegre en todo el colegio. Sonreía con los ojos y siempre tenía una palabra amable para los demás, incluso, para aquellos a los que en sus casas les habían tatuado el cerebro con el desprecio hacia otro color de piel. Ella sabía soportar ese peso con naturalidad. Nunca usó “hiyab” y su melena negra y rizada flotaba en el viento cada vez que corríamos y, como siempre, me vencía. Podía hacer una multiplicación de dos cifras mentalmente y recitar las capitales de todas las nuevas repúblicas de Europa del Este sin ningún esfuerzo. Sin saberlo entonces, yo amaba a Yasmina.

Cuando teníamos quince años su padre se radicalizó. El auge del “yihadismo” caló en él. Obligó a Yasmina a usar el velo y, aun así, jamás pudo borrar aquella inocente sonrisa. Poco antes de cumplir los dieciséis, su padre concertó su matrimonio con un empresario de Fez y se la llevó a Marruecos.

Hoy por fin he vuelto a verla, entre asustada y aliviada, al ver como su marido se desangra tras retirar mi navaja de su cuello.

viernes, febrero 25, 2022

Adiós

 Mi más sentido adiós para tus ganas,

tus prisas y tus juegos malabares,

la cara posterior de tus lunares,

las risas y peleas cotidianas.

Adiós para tu amor entre semanas

que deja una vacante en mis altares,

adiós a tus firmezas bipolares,

divinas y perdidamente humanas.

Adiós a las rupturas semanales,

que se alzan a la vez de la caída, 

muriéndonos por causas naturales

de amar así al amor de nuestra vida,

Si fuimos el mejor de nuestros males,

es hora de ultimar la despedida.


martes, febrero 22, 2022

La huida

 


Por mucho que la ley de la relatividad jure que, cuanto más cerca de la velocidad de la luz se viaje, más lento pasa el tiempo, puedo asegurarles que a la inversa no funciona. Llevo aquí parado más de una hora y cada segundo se está haciendo eterno. En este lapso, he visto a una pareja sentarse, cenar y pagar la cuenta en “El Gaucho  argentino”. El brazo de gitano no tenía mala pinta, por cierto. El caso es que el tráfico no avanza y se supone que yo estoy escapando. Las masas están como locas con la celebración. La buena noticia es que mis perseguidores tampoco pueden alcanzarme. Aquí me tienen. Un santo varón y huyendo como un vulgar delincuente. No he hecho otra cosa que seguir mi instinto. Ella se empeñó en que la boda fuera el mismo día y a la misma hora que la final de la Champions. Debo confesar que con el auricular oculto tras la oreja no estaba demasiado pendiente de lo que decía el cura. Gritar el gol de Benzema cuando preguntaba no se qué de si quería a Marta por esposa posiblemente sea inadecuado pero, la verdad, todo es relativo

viernes, febrero 18, 2022

Fantasmas

Yeso Foto Chimpancé Barba


Abrió los ojos perezosamente, sin consciencia de dónde estaba ni de cuánto llevaba allí. Estaba amarrado por la cintura y los brazos, que estaban inmovilizados con férulas de yeso, y sentía un fuerte dolor en las piernas y el pene. Con cierta dificultad,  recordó la magnífica velada que estaba pasando en casa de Vanessa, hasta que reparó en la foto de bodas en la que aparecía feliz junto a un fornido y enorme individuo de barba.  Tímidamente,  Vanessa reconoció estar casada pero aseguró que su matrimonio estaba roto. Resultó convincente hasta que, medio desnudos,  la puerta del piso reventó de una patada para dejar paso al impresionante y furioso barbudo. Una ventana abierta se reveló como la única escapatoria posible y se colgó  como un chimpancé del tendedero del patio interior. El fornido barbudo arrancó de cuajó el cordaje de la pared y cayó al vacío, sin poder precisar cuántos pisos. 

Intentó mover las piernas para mitigar el dolor que sentía,  pero las sentía inmóviles.  Se irguió como pudo y contempló con horror que ambos miembros inferiores los tenía amputados. Lo que sentía era el síndrome del miembro fantasma. Recordó que Vanessa había comentado de pasada que el tipo era cirujano. Los putos miembros fantasmas. Como dolían las piernas. Y el pene. Mierda

lunes, febrero 14, 2022

La búsqueda

 

Ya podían rugir las olas en su choque contra el pantalán, que no iban a conseguir amedrentarles. Al fin y al cabo, tenían una idea bastante aproximada de dónde tenían que buscar y solo necesitaban remar unos metros y realizar las inmersiones que hicieran falta. Luego, una vez localizado, rodearlo con la red y subirlo al bote.

El fuerte levante de cuarenta nudos reducía mucho la sensación térmica de los 8 grados que helaban la tarde en Cartagena. Estaban a cinco días del bautizo del S-81, con toda la pompa oficial que requería la visita del rey y de la infanta. El astillero, en domingo, estaba prácticamente vacío. A partir de las ocho y media era prácticamente de noche y podrían realizar la búsqueda amparados por la escasa iluminación de la luna en creciente.

Los neoprenos resguardaban escasamente del frío y las heladas aguas podrían parecer una tortura inimaginable, de no ser mucho peor lo que les esperaba en caso de no encontrarlo.

La contratación en Navantia había estado paralizada por el CoVid y sólo ellos, los hijos varones del enlace sindical de UGT, habían accedido a un contrato en prácticas de tapadillo. Y estaban a punto de pasar a la historia como los dos enchufados por el sindicalista, que habían perdido un torpedo al hacerse un selfie con él

martes, febrero 08, 2022

El pollo

 

 

Y dice usted que su marido cayó súbitamente desplomado durante la cena…

El inspector se rascaba profusamente le mentón mientras revisaba sus notas…

 

Así es – respondió la joven mujer un tanto inquieta – no dijo ni pío.

 

Y de repente empezó a sangrar por la boca ahogándose en su propia sangre, si que usted, que es dentista pudiera hacer absolutamente nada.

 

Es que me quedé bloqueada por los nervios, inspector. No supe reaccionar – respondió con fingido espanto

 

Comprendo… cenaron pollo, si no tengo mal entendido.

 

El inspector, de aspecto descuidado, desconfiaba claramente de la reciente viuda

 

Pero según el historial médico del difunto, padecía una grave alergia al pollo que con anterioridad le provocaba reacciones anafilácticas importantes, hasta el punto del desmayo.

 

Pues no tenía ni idea. Eso debió ocurrir antes de que nos casáramos y nunca me contó nada.

 

El inspector acercó su cara a 10 centímetros de la atractiva viuda

 

Hemos encontrado la espiga de un bisturí ensangrentada debajo de la ventana de su salón. El grupo coincide con el de su marido y estamos a la espera del análisis del ADN. Quizá, usted sí sabía que su esposo era alérgico al pollo, y esperó a que se desmayará para desgarrarle por dentro la garganta, alojarle el hueso astillado para simular el accidente y dejarlo morir ahogado y desangrado

 

Esos serían unos muy oscuros planes, inspector. Imagino que desconfía de mí porque soy joven y atractiva y porque voy a ser la única heredera de la ingente fortuna de mi difunto esposo. Lo que yo me pregunto es, después de este duro golpe que he recibido, si alguna vez encontraré un hombre que me quiera consolar

Sin duda, señora, se trata de un lamentable accidente

 

viernes, febrero 04, 2022

La carta

 Lamió la banda engomada de la solapa y cerró el sobre ilusionado. En la oficina de correos estamparía el sello correspondiente y esperaría pacientemente que algún día hubiera respuesta.

En este escaparate virtual y digitalizada en el que se había convertido nuestras vidas, el correo postal era el último recurso romántico que le quedaba.

Cuando casualmente se topó con aquel antiguo amigo del pueblo con el que casi tropieza, aprovechó la oportunidad que tantos años había esperado y le preguntó si Julia seguía viviendo allí. En efecto vivía en el mismo domicilio

Él conocía de memoria la dirección. Centenares de veces la había acompañado hasta su hogar, en aquel despertar sexual, rebosante de hormonas, al que daban rienda suelta en el pajar de la granja de sus padres. Aquellos largos paseos con Titán, el labrador que sus padres le regalaron para que conociera la responsabilidad de cuidar una mascota.

Luego la universidad, el trabajo, el matrimonio y los hijos le mantuvieron alejado del pueblo hasta el punto en que la vergüenza, la culpa y el remordimiento le impedían volver. 

Ahora su felicidad dependía del servicio postal. A pesar de ser ingeniero informático especialista en redes. 

jueves, febrero 03, 2022

La Membrana



El valor de una herramienta no podía depender de la maldad de la mano que la empuñara. Tras toda una vida de investigación, de éxitos prudentes y de estrepitosos fracasos, de cal viva y cálida arena de playa, no podía permitir que su invento, destinado a abrir un mundo nuevo al ser humano, fuera vilipendiado por los ecologistas ante el potencial uso negativo con el que pudiera emplearse. Como culpar a Cristóbal Colon de lo negativo que pudiera tener el descubrimiento de América.

Desde su tesis doctoral como ingeniero biomédico en la Universidad Alfonso X, El Sabio, en la que ya fantaseaba con la posibilidad de diseñar prótesis que realizaran el intercambio de gases bajo el agua de manera inversa, una especie de branquia artificial, hasta su creación, una fina membrana de zeolita que permitía la respiración submarina, bastando operar sencillamente para implantarlas en ambos orificios nasales, habían transcurrido años de esfuerzo y dedicación que, ahora, dejaban de tener validez por la miserable condición del ser humano.

La idea de que los océanos fueran conquistados por el hombre, para, inmisericordemente, acabar con los últimos ecosistemas sanos del planeta, era una espada que no dejaba de oscilar sobre su cabeza.