Hoy tampoco
Mi brújula perdió la compostura,
el viento declinó soplar mis velas,
el mapa despintó las paralelas
y el norte decidió ser tu cintura.
Los montes alegaron mal de altura,
las huellas renegaron de las suelas,
los muertos denunciaron sus esquelas
y yo no me acordé de mi cordura.
Fundí mis pocas luces con tu sombra,
guardé la suciedad bajo la alfombra
y abrí mi corazón de par en par.
Después hice recuento de los daños
causados por tu par de ojos castaños
que un día más, pasaron sin mirar.

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