Kentarō
Kentarō era luchador de sumo. Era nieto, hijo y hermano de luchadores. Kentarō era tan obeso que en su familia lo apodaban "El Gordo". Pesaba trescientos quince kilos e ingería unas siete mil calorías diarias. Su desayuno solía consistir en kilo y medio de arroz hervido, un salmón entero y una cafetera de dos litros. Ingería al día unos dos kilos de soja en diferentes presentaciones a pesar de que le provocaba copiosas flatulencias.
Su entrenamiento, aparte de los típicos shiko, suriashi o teppō, incluía el levantamiento de furgonetas o empujar a Take, un buey de Kobe que pastaba en las inmediaciones del establo (nombre que reciben los gimnasios en los que conviven los luchadores). Como quiera que Kentarō aún era un makushita, vivía en el establo con sus compañeros. Un día, tras entrenar, se dispuso a tomar un baño con velas. Encendió varios cirios, cerró la puerta del baño y se encaminó hacia el gigantesco jacuzzi. Su enorme perímetro lo atascó entre el lavabo y el toallero. Del esfuerzo, una descomunal ventosidad, en el espacio cerrado y a la luz de las candelas, desencadenó una deflagración épica. Medio Japón temió la caída de una tercera bomba atómica en Kyoto.
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