Sin perdón
No pienso perdonarte aquel lunar
que impune detonaba tu sonrisa;
me niego a disculparte el canturreo
que fue banda sonora de mi suerte.
Tampoco te dispenso por el modo
sutil de ser el aire de la estancia
llenando el más secreto recoveco
y el último rincón de mis pulmones.
Jamás te eximiré de tu perfume,
y menos, del aroma inmarcesible
flotando en los pretéritos del baño.
Tal vez sea un maldito rencoroso
mas sé que con la sombra del indulto
te irás de mi memoria para siempre.

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