Piel
Mi dermis, mapeada en cicatrices,
rasguños por el paso de los años,
será un día manjar de las lombrices,
que coman lo que quede tras los daños.
Mi piel, que a veces ve días felices,
y a veces roza instantes más huraños,
precisa de un retoque de barnices,
dormir en la quietud de mansos baños.
Mi cuero, susceptible y sensiblero,
pellejo carismático y valiente,
corteza de cerámica y acero,
mi cáscara antiestética y caliente,
mi estuche inseparable compañero
no muda, como hiciera la serpiente.
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