La Sala de Espera
Mi madre no se daba por vencida,
buscaba la manera cada día,
aquello que ignoraba lo aprendía,
y siempre se inventaba una salida.
Mi madre trabajaba sin medida,
y nunca le fallaba la energía,
lo mismo te pelaba que cosía,
pintaba o preparaba la comida.
Hoy mira con los ojos despistados,
no entiende lo que ocurre alrededor,
sentada en la final sala de espera.
Perdida en los recuerdos olvidados,
me mira sin saber que un servidor,
no ignora quién es ella ni quién era.
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