El Misterio del Gran Asia
Debía entregar el trabajo esa misma tarde o mi jefe me descuartizaría con un abrecartas. Sin tiempo para almorzar en casa, entré en el Gran Asia, que prometía en el escaparate un menú económico. El camarero, un oriental de procedencia indeterminada, debió confundirme con alguien, por lo efusivo de su recibimiento. Tras devorar el rollito de primavera, fui picando del pollo con almendras mientras repasaba un diagrama en el portátil. La que parecía la encargada del negocio se me acercó.
ꟷ ¿Vas a querer el postre de siempre? ꟷ preguntó,
cambiando las erres por eles.
ꟷ Creo que se confunde, nunca he estado aquí ꟷ respondí, perplejo
ꟷ Tú siempre pides carambolas ꟷ insistió.
ꟷ Y … ¿qué cojones es eso? ꟷ repliqué.
La mujer me miró sorprendida y exclamó
ꟷ ¡¡¡¡Las ciruelas chinas en forma de estrella!!!!
En ese momento, un tipo idéntico a mí y con mi misma ropa entró en
el restaurante. Al verme, se detuvo sobresaltado y salió huyendo.
ꟷ ¡¡¡¡Oiga!!!! ꟷ grité, sin éxito.
Eché a correr detrás de mi doble. Le vi montarse y huir en un Ibiza
idéntico al mío, algo más abajo de donde yo había aparcado. Corrí hasta mi
coche. Imposible perseguirle. Me habían puesto un cepo.
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