Lo imposible
Se empeñan en pedirme lo imposible
y cuento con dos brazos y dos piernas,
por eso mis mañanas son eternas,
luchando contra un monstruo tan terrible.
Tal vez esté un poquito susceptible,
con células volcánicas internas,
que llenan mis recónditas cavernas,
de forma más o menos perceptible.
Será que tengo instintos homicidas,
cansancio con cañones recortados,
hartazgos del calibre veintidós,
el alma blanca hurgando en las heridas,
los días, cada vez menos pensados,
los contras, merendándose a los pros.
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