Primavera
Quería ser poeta y escritor,
un lúcido rapsoda de postín,
y el polen de un olivo o de una flor
le hacían ir corriendo al botiquín.
Prendado de la luz y del color
trataba de inspirarse en el jardín
y ahogado por un súbito estertor
vaciaba casi entero el Ventolín.
A poco que brotaba una gramínea
el pobre no escribía ni una línea
con ojos de afligida plañidera.
Tenía que aceptar, con desagrado,
que no se puede ser Lorca o Machado
y alérgico a la puta primavera.

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