Paraíso
Cansado de rogar por la extinción
y erguido como un ser abominable,
el hombre decidió ser más amable
en síntoma de clara evolución.
Volvimos a poner el corazón,
en aras de una vida responsable
y dimos menos ínfula al culpable,
al miedo, al fanatismo y la razón.
Tendimos hacia el prójimo las manos,
borramos las fronteras como hermanos
y el culto al patrimonio fue proscrito.
La tierra fue más plácida que el cielo,
las aves nos alzaron en su vuelo
y entonces nos cayó el meteorito.

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