Historias para no dormir
Le doy los buenos días al asfalto
y esquivo dos mentiras y un embuste,
un timo, un infernal desbarajuste,
insultos y un fortuito sobresalto.
Se lanzan los traidores al asalto,
me das plantón me guste o no me guste,
y el médico se empeña en que me asuste
pues dice que mi sodio está muy alto.
Soporto cada ruego, cada queja,
aguanto al que, sin más, me despelleja,
y al listo que intentó tomarme el pelo.
Meriendo el algoritmo de una duda,
la sombra del pasado me saluda
y tú me miras mal si me desvelo.

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