miércoles, enero 29, 2025

Estriptis

     Publico mis poemas con amor,

mostrándoles mis hígados en crudo.

Comprendan que podría ser peor

si hiciera videoclips semidesnudo.

Así que, por respeto hacia el lector,

me tapo y les poeto, concienzudo;

les muestro solamente el interior

y esgrimo mis sonetos como escudo. 

Ingiero de mi propia medicina

detrás de la translúcida cortina

sacándome los versos de la manga.

Les muestro casi todo lo que escribo

como un obsceno estriper afectivo

que guarda sus halagos en el tanga.

lunes, enero 27, 2025

Mi viaje

 Me fui por el mundo, valiente y audaz,

por ríos de tinta,  por mares de dudas,

por montes de venus, por islas de paz,

por valles de lágrimas y rocas desnudas.

Viajé por un mundo de manos huesudas,

de sombras chinescas, de lengua falaz,

de piel de cordero, de besos de Judas,

de niños escasos de estrella fugaz.

Anduve vagando por posos del té,

por cartas astrales, por dogmas de fe,

por hambre de triunfo, por sed de revancha.

Depuse mi viaje, trivial y volátil,

me puse el pijama, cerré mi portátil.

No sé qué ha pasado que no hay banda ancha.




domingo, enero 19, 2025

Perdido

 La vez que, despoblado, perdí el norte,

mi brújula, confusa, pidió ayuda.

La voz del Google Maps se quedó muda.

Mi foto se borró del pasaporte.

De limbo a limbo, a ciegas, me dio corte

mostrar mi ubicación semidesnuda,

tapada con la sombra de una duda,

sin tránsito ni medio de transporte.

La vez que me extravié conmigo mismo,

gocé de la ocasión de hacer turismo

rodando por el valle y por la cumbre.

Un día me encontré, frente a la aduana,

volví a mi subsistencia cotidiana,

al ritmo del reloj y a su costumbre.


martes, enero 14, 2025

Podríamos

 Podríamos haber envejecido

colmándonos de amor adolescente,

y habríamos, también,  probablemente, 

formado una familia en nuestro nido. 

Podríamos habernos convencido

de amarnos con pasión eternamente,

y haber sobrevolado impunemente

las lágrimas, las pérdidas y el ruido.

Podríamos haber llenado el Guinnes

de récords de secuencias con violines

rendidos al delirio y al deseo,

y haber acaparado el escenario 

con muestras de un cariño legendario,

pero es que tú eres Cáncer y yo Leo.

domingo, enero 12, 2025

Paquidermos

 El pobre paquidermo entristecido

sabía que era el último ejemplar,

después de la tragedia familiar

que tristemente había acontecido.

Priváronle de todo ser querido,

cayendo, por lo menos, un millar.

Jamás se vio tragedia similar

que deje a un animal medio extinguido.

El juez dictó el secreto de sumario,

recela de ese riesgo innecesario

en una circunstancia tan extraña.

Y aquí seguimos todos expectantes:

¿Qué hacían todos esos elefantes

colgados de la tela de una araña?

viernes, enero 10, 2025

Tu fuiste, yo soy.

 Si tú fuiste mi herida, yo soy tu cicatriz.

Si fuiste mi certeza, yo soy tu desconcierto.

Si fuiste mi extravío, yo te hago de aeropuerto. 

Si fuiste mi tristeza, te guiso una perdiz.

Si fuiste mi desgana, yo soy fuerza motriz.

Si fuiste mi penumbra, yo soy tu cielo abierto.

Si fuiste mi descuido, yo soy tu gran acierto.

Si fuiste mi hoja muerta,  yo nutro tu raíz. 

Si fuiste mi desgracia, yo soy tu buena suerte.

Si fuiste mi flaqueza, yo soy tu caja fuerte.

Si fuiste mi imprudencia, yo soy tu paso atrás. 

Si fuiste mi amenaza, yo solo soy promesa.

Si fuiste mi apatía, yo salgo por sorpresa.

Si fuiste "algunas veces", yo soy tu "nunca más".

Un hombre hecho a sí mismo

 Yo quise ser un hombre hecho a sí mismo 

un hombre varonil y de una pieza,

pero algo ha fracasado en mi organismo

y empiezo a no tener pies ni cabeza.

Llevado por un rapto de optimismo,

seguí las instrucciones con destreza

y ahora en el espejo, un espejismo,

me mira atolondrado y me bosteza.

Por mucho que hice caso del manual

mi plan de construcción salió tan mal

que nunca he sido un ídolo de masas.

Evite involucrarse en ese entuerto

y pónganse en las manos de un experto.

Mejor que no lo intenten en sus casas.


jueves, enero 09, 2025

Micro abierto 9 enero


 Y siempre, con el tiempo, hay un detalle,

un mínimo zarpazo en los cimientos,

un cruce lene e ingrávido de alientos 

un tenue parpadeo en plena calle.

Un rizo, una clavícula o un talle,

un giro de elegantes movimientos,

razones, innegables argumentos,

que hostigan al amor para que estalle.

Y estalla, nos inunda con su magia,

detiene de inmediato la hemorragia

y embriaga al más pintado con su euforia.

Después, nos vuelve adictos a endorfinas,

nos deja cadavéricos y en ruinas

pero eso, amigo mío, es otra historia.


 Mis ojos destilaron tanta pena

y fue tan colosal el despilfarro

que a fuerza de llorar sobre la arena

el tiempo fue un letal reloj de barro.

Detrás de minuteros con gangrena

tan solo había instantes con catarro.

La atmósfera me puso en cuarentena

envuelto en la aureola de un cigarro.

La vida me miró torciendo el gesto,

al verme derrochar el presupuesto

de días, de semanas y de meses.

No pude devolverle las migajas

de instantes, de segundos y horas bajas

y solo confiaba en que volvieses.



 Hicimos el amor hasta en el techo,

colgando en acrobática pirueta,

y ahora, en esta estúpida maleta

guardamos un quintal de amor deshecho. 

Las huellas que dejamos en el lecho

no caben en la exigua furgoneta

que aparte de los muebles va repleta

de esquirlas extraídas de mi pecho.

Hay cajas de caricias sin usar,

de llanto, masculino y singular,

de libros y de frascos de añoranza.

Hay veces que no sabes qué es peor,

si el día en que concluyes el amor

o el trámite glacial de la mudanza.



 Yo era un ser de luz incandescente,

la llave celestial de un alma zen,

el guía rutilante hacia el Edén,

un Ángel terrenal y fluorescente.

Yo era el portavoz del Sol Naciente,

un faro más allá del mal y el bien,

un santo con destellos de satén,

un aura bondadosa y refulgente.

Yo era un resplandor de bienestar,

espíritu flamígero estelar,

esencia de un amor inmarcesible.

Un día al regresar del paraíso

dejé de iluminar, sin previo aviso.

Parece que fue cosa de un fusible.



 Los días normales son fríos y espesos

y el aire se fuma mis grises pulmones.

Rebusco en las mantas las pocas razones

que yergan sin ganas mis pálidos huesos.

Los días normales mis pies están presos,

las balas no saben tomar precauciones, 

los cuervos desgarran antiguas canciones

y el parte tan solo murmura sucesos. 

Los días mejores mi sangre se estanca,

da igual lo que apueste que gana la banca

y me abre una cuenta con un bisturí. 

Los días mejores el mundo me ahoga 

y yo correspondo lamiendo la soga.

Los días peores me acuerdo de ti.



 Tu piel es una línea divisoria,

la linde entre lo efímero y lo eterno,

el margen entre el triunfo y la victoria.

el límite entre el cielo y el infierno.

Tu piel me abre las puertas de la gloria

lo mismo que me empuja hacia el averno,

me alterna por la angustia y por la euforia

y arbitra entre el verano y el invierno.

Tu piel es frigorífico y caldera,

tu piel es puerco espín y enredadera,

tu piel es almohada y dura roca.

Tu piel es una selva y un desierto,

el quid entre estar vivo y estar muerto.

Lo grave, realmente, está en tu boca.


lunes, enero 06, 2025

Amistades peligrosas

 Daniela


 Daniela era la fruta del deseo,

un ángel conjugando el verbo amar,

un sueño pornográfico en mi alcoba.

Daniela era una gata en el recreo,

un cuento complicado de contar 

sin más Caperucita que la loba.


Daniela era un erótico paseo

con pausa en cada mínimo lunar

y trenzas con reflejos de caoba.

Daniela era la diosa de este ateo

que no tenía a nadie a quien rezar

y nunca había sido un casanova.


Daniela era un ardiente ronroneo,

un junco femenino y singular,

un tibio resplandor de supernova.

Cansada de bailar con el más feo,

prendió una hermosa hoguera en el altar,

guiñó y se fue volando con su escoba.


María


María iba dos pasos por delante,

su risa era mi opiáceo legal

y a ratos me follaba el intelecto.

María era una sílfide elegante,

un beso negociado en el portal,

un coito diseñado en un proyecto.


María era bellísima y distante,

ninguna carantoña era casual

y siempre me encontraba algún defecto.

María era afilada y arrogante,

no había beneplácito sexual

si no leía antes mi prospecto.


María era ingeniosa más que amante,

un frasco con orgasmos de cristal,

la causa camuflada en el efecto.

Un día se apagó por un instante,

me dijo que lo nuestro no iba mal

pero ella ambicionaba algo perfecto.


Gabriela


Gabriela era un oscuro precipicio

de vino, drogas, sexo, rock and roll

y gustos lujuriosos y salvajes.

Gabriela era académica del vicio,

su cuerpo estaba fuera de control

e impreso de hermosísimos tatuajes.


Gabriela no tenía más oficio

que hinchar algún partido a Peñarol

luciendo lencería con encajes.

Gabriela siempre estaba de servicio,

me hacía fornicar de sol a sol

y yo me entretenía en sus paisajes.


Salía rara vez del edificio,

si acaso por un paracetamol

y a veces no leía mis mensajes.

Rompimos al tener más que un indicio

de estar en un vulgar juego de rol

con muchos y variados personajes.


Y yo


A veces fui tan solo Juan Antonio,

un tipo desgarbado y sin raíces,

que no es ni lo mejor ni lo peor.

Algunas veces santo, otras demonio,

a ratos suturando cicatrices,

a ratos subsistiendo con honor.


Tan solo tuve un triste matrimonio,

sin sal, sin aventuras, sin deslices,

basado en la insistencia de un error.

Perdí mi limitado patrimonio,

no fuimos ni compinches ni felices

y dimos un portazo con dolor.


Las otras son el vivo testimonio

de un mundo saturado de matices,

de idiocia, de arrogancia, de temor.

Algunas, una bomba de plutonio,

perversas, licenciadas, aprendices,

e, igual que yo, sin gracia en el amor.



 


Y yo

 A veces fui tan solo Juan Antonio,

un tipo desgarbado y sin raíces,

que no es ni lo mejor ni lo peor.

Algunas veces santo, otras demonio,

a ratos suturando cicatrices,

a ratos subsistiendo con honor.


Tan solo tuve un triste matrimonio,

sin sal, sin aventuras, sin deslices,

basado en la insistencia de un error.

Perdí mi limitado patrimonio,

no fuimos ni compinches ni felices

y dimos un portazo con dolor.


Las otras son el vivo testimonio

de un mundo saturado de matices,

de idiocia, de arrogancia, de temor.

Algunas, una bomba de plutonio,

perversas, licenciadas, aprendices,

e, igual que yo, sin gracia en el amor.


Gabriela

 Gabriela era un oscuro precipicio

de vino, drogas, sexo, rock and roll

y gustos lujuriosos y salvajes.

Gabriela era académica del vicio,

su cuerpo estaba fuera de control

e impreso de hermosísimos tatuajes.


Gabriela no tenía más oficio

que hinchar algún partido a Peñarol

luciendo lencería con encajes.

Gabriela siempre estaba de servicio,

me hacía fornicar de sol a sol

y yo me entretenía en sus paisajes.


Salía rara vez del edificio,

si acaso por un paracetamol

y a veces no leía mis mensajes.

Rompimos al tener más de un indicio

de estar en un vulgar juego de rol

con muchos y variados personajes.


domingo, enero 05, 2025

María

 María iba dos pasos por delante,

su risa era mi opiáceo legal

y a ratos me follaba el intelecto.

María era una sílfide elegante,

un beso negociado en el portal,

un coito diseñado en un proyecto.


 María era bellísima y distante,

ninguna carantoña era casual

y siempre me encontraba algún defecto.

María era afilada y arrogante,

no había beneplácito sexual

si no leía antes mi prospecto.


 María era ingeniosa más que amante,

un frasco con orgasmos de cristal,

la causa camuflada en el efecto.

Un día se apagó por un instante,

me dijo que lo nuestro no iba mal

pero ella ambicionaba algo perfecto.




sábado, enero 04, 2025

Daniela

 Daniela era la fruta del deseo,

un ángel conjugando el verbo amar,

un sueño pornográfico en mi alcoba.

Daniela era una gata en el recreo,

un cuento complicado de contar 

sin más Caperucita que la loba.


Daniela era un erótico paseo

con pausa en cada mínimo lunar

y trenzas con reflejos de caoba.

Daniela era la diosa de este ateo

que no tenía a nadie a quien rezar

y nunca había sido un casanova.


Daniela era un ardiente ronroneo,

un junco femenino y singular,

un tibio resplandor de supernova.

Cansada de bailar con el más feo,

prendió una hermosa hoguera en el altar,

guiñó y se fue volando con su escoba.





viernes, enero 03, 2025

La vida, una vez más.

 Mi vida, aquella vez, pendió de un hilo

del hilo musical de la derrota, 

derrota que esperaba tan tranquilo,

tranquilo de quedar como un idiota. 

Idiota y derrotado con estilo,

estilo desgastado y alma rota,

tan rota que asomaba por el filo

el filo que colmó la última gota.

La gota que llenaba medio vaso,

el vaso en que dejaba la bebida,

bebida con perfume de fracaso,

fracaso de pasaje sin salida.

Salida acompañada de un mal paso

y a un paso de al final, perder la vida.

jueves, enero 02, 2025

Demonios

 Los demonios se hacen hueco tras la herrumbre,

se disfrazan de pasado vergonzoso,

canturrean un recuerdo doloroso

y dormitan abrazando la costumbre.

Los demonios ponen picas en la cumbre

tenebrosa de algún miedo silencioso

y germinan con un yugo poderoso

tras milenios de profunda mansedumbre.

Sin embargo los demonios tienen pánicos, 

al salitre y a los vientos oceánicos,

a las luces, a los soles y a los días.

Se desarman, cobardicas, en los sueños

y se vuelven poco a poco más pequeños,

con amigos y unas cuantas poesías. 


miércoles, enero 01, 2025

Cuidado, veinticinco.

 Cuidado, veinticinco, que allá voy.

No pienso darle tregua al enemigo.

Estoy descontrolado, ojo conmigo,

que nunca fue mi día, menos hoy.

Cuidado, aunque no sé ni dónde estoy,

lo juro, al cielo pongo por testigo,

que intrépido, sin brújula ni abrigo,

no sé dónde ni cómo, pero voy.

Cuidado, veinticinco, voy lanzado,

no quiero que resultes lastimado

y vengas a quejarte de un rasguño.

Cuidado, veinticinco, se prudente,

que luego te haces daño con mi diente

si quiebra en el impacto con tu puño.