El fin
Hicimos el amor hasta en el techo,
colgando en acrobática pirueta,
y ahora, en esta estúpida maleta
guardamos un quintal de amor deshecho.
Las huellas que dejamos en el lecho
no caben en la exigua furgoneta
que aparte de los muebles va repleta
de esquirlas extraídas de mi pecho.
Hay cajas de caricias sin usar,
de llanto, masculino y singular,
de libros y de frascos de añoranza.
Hay veces que no sabes qué es peor,
si el día en que concluyes el amor
o el trámite glacial de la mudanza.

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