Pena
Mis ojos destilaron tanta pena
y fue tan colosal el despilfarro
que a fuerza de llorar sobre la arena
el tiempo fue un letal reloj de barro.
Detrás de minuteros con gangrena
tan solo había instantes con catarro.
La atmósfera me puso en cuarentena
envuelto en la aureola de un cigarro.
La vida me miró torciendo el gesto,
al verme derrochar el presupuesto
de días, de semanas y de meses.
No pude devolverle las migajas
de instantes, de segundos y horas bajas
yo solo confiaba en que volvieses.

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