El planeta desconocido
"... igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se mezclado la vida...".
Aquel viejo tango sonaba por los auriculares del piloto mientras intentaba controlar la nave. Entrar en la atmósfera de aquel planeta era una odisea mortal impulsado solamente por un motor. Los sensores detectaban una atmósfera medianamente respirable y el impacto contra la que parecía un mar de fango era inminente. Cerró los ojos y se preparó para una muerte segura.
Cuando volvió en sí, media nave estaba hundida en el pantano. Rápidamente, se introdujo en la cápsula de escape y evacuó el transporte interplanetario en dirección a la que parecía una playa cercana.
A esas alturas no le quedaba ningún afán investigador. Sólo un renovado instinto de supervivencia. Aterrizó sobre la costa y salió del módulo de emergencia. Se despojó del casco de su traje de astronauta. De pronto, la lanzadera sufrió el impacto de un proyectil. A lo lejos, contempló a unos seres bípedos de apariencia porcina aproximarse hacia él con suma hostilidad. Al otro lado de la playa, reconoció, en ruinas, una enorme estatua de Donald Trump.
"...que el mundo fue y será una porquería ya lo sé..." sonaba en sus auriculares.
—Mierda....
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