Desayuno con gigantes
Los días en que subo la persiana
y aspiro un par de atmósferas de un trago
me zampo el horizonte más aciago,
mojado en café de la mañana.
Me brota una energía sobrehumana
capaz de provocar cualquier estrago,
y esgrimo la cuchara como un mago
girando en el tazón de porcelana.
Me bebo en vaso largo las tormentas
brindando con las bestias más hambrientas
que tengan la intención de hincarme el diente.
Mastico las raíces de la vida
sabiendo que no queda otra salida
que hinchar bien el pulmón y ser valiente.
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