Fatídicos presagios
Se han cumplido los fatídicos presagios,
nuestro barco no llegó jamás a puerto,
y aquí estamos con los restos del naufragio
y un noviazgo sumergido en el Mar Muerto.
Es inútil señalar a algún culpable
de que se hunda nuestro idilio marinero,
pero si eres un poquito razonable
reconoce que empezaste tu primero.
No me hacías el amor últimamente,
y tu madre se metía en nuestras vidas,
casi siempre me seguías la corriente,
y quemabas la mitad de las comidas.
Te enfadaba cualquier cosa de repente,
te dormías con las luces encendidas,
mi cariño ya no te era suficiente
te embriagaba el aguardiente
y te olían mal los pies.
Se han cumplido los fatídicos presagios
de un romance desahuciado y moribundo,
que no supo reponerse del contagio
y cayó en un pertinaz coma profundo.
Y es inútil señalar algún culpable,
de esta plaga cada cual tuvo lo suyo,
pero siendo levemente razonable
reconozco que yo fui un poco capullo.
Nunca hacía las tareas de la casa,
me paraba en cada bar de cada esquina,
me gastaba nuestra nómina, ya escasa
enganchado a las apuestas clandestinas.
Me pillaste con las manos en la masa
enrollado en el sofá con la vecina
solo supe responder con mucha guasa,
"casi siempre se me pasa
cuando tienes que volver "
Me metieron en la cárcel unos meses
por pegarle una paliza al del butano:
no me hacía gracia que se pareciese
tan extrañamente a nuestro hijo mediano.
Me enredé con traficantes albaneses
y también con proxenetas italianos
y después por un conflicto de intereses
fueron algo descorteses
y los tuve que matar.
Ya en la casa, no acababa mi odisea,
nadie quiere dar trabajo a un exconvicto
por mis sempiternas ganas de pelea,
por estar alcoholizado y drogadicto.
Me quedé para atizar la chimenea
pero ya no eras feliz, si soy estricto,
te agarraste una tremenda melopea,
te pegué la gonorrea
y te volviste a mosquear.
Y aquí estamos con los trámites jurídicos
con el punto en el final de la ruptura
empeñados en un tránsito pacífico
y tirando la memoria a la basura.
Solo queda relamer los ansiolíticos
que le den luz y color a esta amargura,
y aquí tienen el relato más verídico
del presagio tan fatídico
que se acaba de cumplir.
Y aquí estamos con el juez desde hace rato,
enfrentados a este incómodo litigio,
agotando la ocasión de hacer un trato
aferrados al penúltimo vestigio.
Mi letrado no me va a salir barato
porque goza de un grandísimo prestigio
y aquí tienen el verídico relato
del presagio tan ingrato
que se acaba de cumplir.
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