viernes, diciembre 08, 2023

Fatídicos presagios

 Se han cumplido los fatídicos presagios,

nuestro barco no llegó jamás a puerto,

y aquí estamos con los restos del naufragio

y un noviazgo sumergido en el Mar Muerto.

Es inútil señalar a algún culpable

de que se hunda nuestro idilio marinero,

pero si eres un poquito razonable

reconoce que empezaste tu primero.


No me hacías el amor últimamente,

y tu madre se metía en nuestras vidas,

casi siempre me seguías la corriente,

y quemabas la mitad de las comidas.

Te enfadaba cualquier cosa de repente,

te dormías con las luces encendidas,

mi cariño ya no te era suficiente 

te embriagaba el aguardiente 

y te olían mal los pies. 


Se han cumplido los fatídicos presagios

de un romance desahuciado y moribundo,

que no supo reponerse del contagio

y cayó en un pertinaz coma profundo.

Y es inútil señalar algún culpable,

de esta plaga cada cual tuvo lo suyo,

pero siendo levemente razonable

reconozco que yo fui un poco capullo.


Nunca hacía las tareas de la casa,

me paraba en cada bar de cada esquina,

me gastaba nuestra nómina, ya escasa

enganchado a las apuestas clandestinas.

Me pillaste con las manos en la masa

enrollado en el sofá con la vecina

solo supe responder con mucha guasa,

"casi siempre se me pasa

cuando tienes que volver "


Me metieron en la cárcel unos meses

por pegarle una paliza al del butano:

no me hacía gracia que se pareciese

tan extrañamente a nuestro hijo mediano.

Me enredé con traficantes albaneses

y también con proxenetas italianos 

y después por un conflicto de intereses 

fueron algo descorteses 

y los tuve que matar.


Ya en la casa, no acababa mi odisea,

nadie quiere dar trabajo a un exconvicto

por mis sempiternas ganas de pelea,

por estar alcoholizado y drogadicto.

Me quedé para atizar la chimenea

pero ya no eras feliz, si soy estricto, 

te agarraste una tremenda melopea,

te pegué la gonorrea

y te volviste a mosquear.


Y aquí estamos con los trámites jurídicos

con el punto en el final de la ruptura

empeñados en un tránsito pacífico

y tirando la memoria a la basura.

Solo queda relamer los ansiolíticos

que le den luz y color a esta amargura,

y aquí tienen el relato más verídico

del presagio tan fatídico

que se acaba de cumplir.


Y aquí estamos con el juez desde hace rato,

enfrentados a este incómodo litigio,

agotando la ocasión de hacer un trato

aferrados al penúltimo vestigio.

Mi letrado no me va a salir barato

porque goza de un grandísimo prestigio

y aquí tienen el verídico relato

del presagio tan ingrato

que se acaba de cumplir.