El viento
El viento se ha empeñado en arrastrarme
y yo sencillamente me rebelo;
el aire, bravucón, me reta a un duelo
y no voy a dejar que me desarme.
Y el viento pertinaz donde los haya
intenta hurtar la brújula a mis pasos
y suma una montaña de fracasos
quedándose con ganas de batalla.
El viento, que es tenaz en su porfía
extiende su galerna cruda y fría
y azota mi camino con dureza.
El viento alguna vez saldrá triunfante
y en tanto se me lleva por delante
los dos tenemos aires de grandeza
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