La rebelión
Las sillas ya no están inanimadas,
ayer cobraron vida por sorpresa;
hablaron congregadas en la mesa
y luego protestaron enfadadas.
Se quejan de vivir esclavizadas:
la gente ya no sabe cuánto pesa,
da igual si está delgada o está obesa,
el caso es que han caído derrengadas.
Su líder ha formado hasta piquetes,
arrastra a las butacas, taburetes,
sillones, mecedoras y sofás.
Hoy quieren descansar sobre un humano,
oír nuestros lamentos pero en vano,
y ya no doblegarse nunca más.
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