Cupidos a mí
Pasó San Valentín sin incidencias
y no fue necesario gastar kleenex;
ha mucho que no sufro turbulencias
e intento no meterme en más jardines.
No hay normas para amar sin consecuencias
y a veces no hay arrullo de violines,
no hay chispas ni divinas providencias
ni atisbos de comerte más colines.
Por eso si Cupido se disgusta
y amaga con pegarme con la fusta
no viene a intimidarme a día de hoy.
Por mucho que el diosito me amenace
ya tengo puesto el modo kamikaze:
no va a dejarme peor de lo que estoy.
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