Cupido
Malditos insensatos e ignorantes,
yo tengo vuestras vidas en mis manos;
seguid con vuestros dramas cotidianos
que yo pondré a mi antojo los amantes.
Os puedo dar la esposa o el marido
con flechas puntiagudas y doradas;
en cambio las de plomo están cargadas
del odio, la distancia y el olvido.
Sabed que soy un dios, no un mojigato
si actúo por despecho o arrebato
será porque mi aspecto es de un menor.
Debéis saber que estáis en un aprieto:
si no mostráis un poco de respeto
jamás vais a saber qué es el amor
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