El misterio del Gran Asia (Capítulo 4)
—
Pase y siéntese,
por favor. ¿Qué día dice que estuvo hablando conmigo? — interrogué mientras le
señalaba un sillón
—
Pues justo el
viernes pasado, ¿no se acuerda?
El vendedor tomó
asiento, algo inquieto
—
Pues no, lo siento
mucho. No estuve aquí el viernes pasado.
—
¿Cómo que no,
hombre? Estaba usted preparando un asado y llevaba ese delantal verde
que está ahí colgado. Tenía la televisión de fondo con Piratas del
Caribe. ¡Incluso me estuvo contando que el domingo iría al Nuevo Mirador
a ver al Algeciras!
—
Nada de esto
tiene sentido. Usted se está inventando todo esto. ¿Dónde está mi hijo?
¿Quién nos está escuchando? ¿Qué es eso que lleva en la oreja?
El vendedor se revolvió incómodo y miró hacia
la puerta.
—
Está usted muy
nervioso — dijo en voz alta como si quisiera que alguien le escuchase.
—
¿Dónde está la
aspiradora que había que probar? — inquirí.
Miró de nuevo hacia la puerta, que de pronto
esta se abrió, apareciendo mi hijo y yo mismo a través de ella.
—
Papá, tranquilo.
Te lo vamos a explicar todo
—
¿Qué es lo que me
tienes que explicar, hijo? ¿Quién es este hombre idéntico a mí?
—
Papá… ¿Te
acuerdas de cuando eras niño?
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home