domingo, agosto 25, 2024

Me siento

 Me siento como un híbrido enchufable

varado en una duna del desierto;

sin nadie que me pueda echar un cable

ni pueda atestiguar que me hago el muerto. 

Me siento un cataclismo inevitable,

la diana macroscópica de un tuerto, 

la tilde de una lengua indescifrable,

un barco que en su vida tocó puerto.

Me siento un paquidermo cada día,

que arrasa con cualquier cacharrería

que pueda interponerse en su camino.

Me siento un aeroplano sin seguro

que choca a todas horas contra un muro

sabiendo que ha llegado a su destino. 



Juguetes

 Yo era un niño que jugaba siempre solo,

que leía por deporte el diccionario,

y que siempre me fijaba en el horario

de cualquier retransmisión de waterpolo.

Otros críos se ensuciaban el pololo

molestando impunemente al vecindario,

y tenían a un amigo imaginario

con quien juntos relamer del mismo polo.


Pero yo no compartía mis sorbetes,

sobre todo porque nunca hubo con quién,

y mi madre me tenía de rehén

en mi cuarto sepultado por juguetes.


Pero ahora, ya de adulto, es otra cosa,

y a pesar de mi existencia solitaria,

me acompaño de una amiga imaginaria

que aunque tenga sus manías es preciosa.

No me importa que ella sea actriz famosa

o su antojo por llevarme la  contraria,

porque admite mi apariencia estrafalaria

y se fija en mí con cara de viciosa.


Y me esmero en seducirla con banquetes 

que cocino en poco más de un santiamén,

y el fogón, la cacerola y la sartén

son ahora que he crecido mis juguetes.


Yo preparo mi receta más famosa

sin ninguna restricción  alimentaria, 

y ella aplaude mi faceta culinaria

y me dice que la cena es deliciosa.

Tras el postre se me aferra, cariñosa,

y me muestra una pasión extraordinaria,

despojándose de toda indumentaria 

y guiñando con sonrisa maliciosa.


Me encadena con un par brazaletes,

me amordaza con su venda de satén

y descubro cómo así se pone a cien

y me enseña ilusionada sus juguetes 






Extinción

 No hay minas horadando piel de mundo

que extraigan una gota de su esencia;

no hay pozos que constaten su presencia

oculta en el vacío más profundo.

No hay campo de labranza tan fecundo 

que alumbre su animosa descendencia.

No hay fábrica, ni técnica, ni ciencia

que forje un solo pálpito profundo.

No quedan los más mínimos indicios

de hallar, bajo el montón de desperdicios,

un síntoma en algún superviviente.

Tan solo hay una voz entre el estruendo

que grita que el amor se está extinguiendo;

que habría que hacer algo, y es urgente.







Lo bailao

 Y un día, sin comerlo ni beberlo, 

vinieron a quitarnos lo bailao.

Cerraron hasta el último tablao,

que aún tenía rumbas de estraperlo.

Algunos fueron viejos de repente

y el ritmo pereció junto a la amnesia.

A veces, una leve parestesia

corría por sus pies tímidamente.

Salían a la calle cada día,

ajenos a cualquier coreografía

que el viento sugiriera por despiste.

El mundo no volvió a ser como antes;

las mismas situaciones delirantes,

igual de demencial, pero más triste.




sábado, agosto 10, 2024

1° Los días.

 Los días son asesinos en serie

que buscan víctimas muertas en vida;

aguardan quietos, allá a la intemperie

a algún incauto en su viaje de ida.

Los días son ese sádico trance

que nunca deja la vida resuelta,

que guarda, acaso,  un extraño romance

a algún incauto en su viaje de vuelta.

Los días matan cualquier calendario,

observan serios tu andar rutinario

con unas gafas de vista cansada.

Los días hunden su rueda en el lodo,

y esperan cautos, detrás de un recodo

a algún incauto en su viaje a la nada.


jueves, agosto 08, 2024

2° A las aceras.

 Con una margarita en la mochila,

con un escalofrío en cada paso,

con una insurrección en la pupila

y un pálpito que nunca viene al caso.

Con miedo a no tener nombre de pila,

con mapas de la senda del fracaso,

con ganas de salirme de la fila

de un tren que siempre llega con retraso.

Sin una triste boca que me bese,

sin litio en el motor del gepeese,

sin fuel para bajar las escaleras.

Cansado de molinos y de vientos,

de historias terminables y de cuentos,

me enfrento cada día a las aceras.