miércoles, mayo 29, 2024

Gracias por él.

 Érase un hombre pegado a su verso.

Érase un lúcido faro en el norte,

un picapleitos* con un picaporte

que abre una puerta a su propio universo.

Érase un bardo complejo y diverso,

un divergente infiltrado en la Corte

un bello Adonis de espléndido porte,

un tío bueno de cutis muy terso.

Érase un lobo que casi no muerde

un corazón de melón negriverde,

un luchador judicial sin desmayo.

Érase un rey para algunos poetas.

Muchos se chutan sus obras completas.

Gracias por él,  veintinueve de mayo.