El niño
El niño nos observa con tristeza
y bota su balón en solitario,
mantiene desconfiado la distancia,
se sienta y nos espera en un bordillo.
El niño, que resopla resignado,
conserva un semilla de esperanza,
la riega en el chorrillo de la fuente,
y le hace un huequecito en su pañuelo.
El niño nos contempla en mil tareas,
dispersos, murmurando sin pasión,
cargados con las bolsas de la compra
o absortos con el móvil en las manos.
El niño nos conoce de hace tiempo,
no deja de mirarnos de reojo,
pensando que no todo está perdido,
debajo de tamaña mansedumbre.
El niño, que nos mira en las mañanas
oculto muy al fondo del espejo
confía en que detrás de las ojeras
nos quede una migaja de niñez.
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