jueves, marzo 24, 2022

Tormenta

 El cielo se rasgó con un chispazo,

las nubes retumbaron duramente,

la lluvia sumergió lo intrascendente

y el mundo se rompió por un pedazo.

El súbito fulgor del fogonazo,

no vino a iluminar ninguna mente,

y todo resultó tan diferente

que no se halló calor por un abrazo.

El viento no arrastró la polución, 

y fuimos sin rubor contaminados

por negros nubarrones en el alma. 

Por suerte salió el sol del corazón 

latiendo con relámpagos dorados

y tras la tempestad llegó la calma.