Frío, frío
Por fin salgo del cálido letargo,
la mansa hibernación de los plantígrados;
me encuentro con que no hay grados centígrados
y el dulce despertar se vuelve amargo.
El año comenzó con mal augurio
y a poco de activarnos los cronómetros
mostraron que los gélidos termómetros
por no tener no tienen ni mercurio.
Y en tanto que la gente va sin miedos
luchando por ver un precio mejor,
mis manos tienen cinco frigodedos,
que ya no sienten frío ni calor;
consigo cuando sumo con los dedos
ser frío y además calculador.
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