I love you, yeah, yeah

 Te quiero acompañando mi existencia,

sentir que tus andares no andan lejos,

toparme tu sonrisa en los espejos,

saber que es anecdótica tu ausencia.

Te quiero con tu impúdica impaciencia,

te quiero con tu olor y tus consejos,

sabiendo que en un rato somos viejos,

mostrando al calendario indiferencia.

Te quiero, suspicaz e independiente

te quiero desenvuelta y desvestida,

te quiero, extra energética y valiente,

te quiero con billete solo de ida,

te quiero, en este mundo y el siguiente,

te quiero en lo que queda de mi vida.

Saber

 Aquello que he aprendido a precio de oro

supone solo un grano en el desierto;

la arena movediza de lo incierto

es duna existencial de lo que ignoro.

Conservo mi razón como un tesoro,

mantengo mi cerebro bien despierto,

manejo con prudencia cada acierto,

destilo inexperiencia en cada poro

El niño que aún habita en mis entrañas

explora información como un juguete,

atiende a las historias más extrañas,

estudia, curiosea y se entromete,

disfruta construyéndose montañas

con granos que el estudio le promete.

Weekend

 A veces objetivo prioritario,

a veces ambición incontenible,

a veces un epílogo increíble,

a veces un descanso necesario.

Ya sea acompañado o solitario,

ya sea tormentoso o apacible,

supone un colofón imprescindible

da igual donde se encuentre tu escenario.

Al día de después no sois inmunes, 

su simple evocación será malsana, 

así que en tanto que no te vacunes,

disfruta tal si no hubiera un mañana,

disfruta, tal si no existiera el lunes,

disfruta a tope del fin de semana

La Consti

La Consti está constipada,

tiene una enfermedad vírica,

mal tiempo para la lírica,

con la sanidad, privada.

Privada, o desmantelada,

más bien, privada de medios,

soportando mil asedios,

y la Consti, con la gripe,

y es que ni ella, ni Felipe,

ninguno encuentra remedios.

Detrás del frío

 Detrás del frío vienen los temores

y algunas veces no es por el invierno,

es miedo que te crea frío interno,

que viene a congelar tus interiores.

Detrás del frío llegan los temblores,

el pánico, el horror, el desgobierno,

la idea de vivir un hielo eterno,

temor de que vendrán tiempos peores.

Detrás del frío lloras por la llama

que un día consumiste sin querer

el fuego en el que ardías sin pijama,

haciendo revisiones al somier,

calor acogedor sobre la cama,

que hoy queda relegado en el ayer.

Calidez

 No hay modo de medir la calidez

de un gesto, de una risa, de un abrazo,

de un mimo regalado en el regazo,

del beso que se da con timidez.

No hay forma de medir del uno al diez

que un roce pueda unir cada pedazo

y queden fusionados con un lazo 

fundiendo acariciada solidez.

No hay peso, metro, báscula o balanza,

no existen instrumentos de medida,

que puedan calcularme la esperanza,

los sueños, la ternura renacida,

el ansia que en mi vida se afianza,

con métrica de euforia desmedida.