Espectadores
Es tierra de poner la otra mejilla
con cada súbito cambio de viento,
también de dividir el sentimiento
entre las dos aguas de su orilla.
Entre la Nacional y Bobadilla
y entre cuando me enfrío y me caliento,
presenciamos cada acontecimiento
desfilarnos delante de la silla.
Quizá sea nuestra mayor virtud
el ser magníficos espectadores
que nos vamos dejando la salud
mientras nos aplaudimos los dolores
e incluso en nuestro cómodo ataúd
nunca podrán sacarnos los colores
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