Epílogo nº 2356
Tú fuiste el San Martín de este gorrino
Tú fuiste la aguja de mi pajar
la que no hubo manera de enhebrar
la arriera que no vi en el camino.
Fuiste la copa vacía de vino,
una medicina sin recetar,
la señal hacia abajo del pulgar,
la línea tangencial de mi destino.
Una opinión que nunca compartimos
por no ser vecinos en el colchón,
fuiste la inocua estampita de un timo
fuiste la locura de mi razón
fuiste el árbol al que ya no me arrimo
ni me cobijo, ni tengo intención
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