viernes, noviembre 12, 2010

La sandwichera

Una hormiga juguetona exploraba inquieta aquel dedo inerte, de aquella mano cubierta de fango y sangre, de aquel cuerpo yacente. A unos metros el muchacho, sentado sobre una piedra, se balanceaba nervioso abrazando con fuerza la sandwichera que comprara minutos antes y murmurando una insistente letanía.
El sabía que algo no funcionaba bien en su cabeza. Lo había sabido siempre. Y lo habría sabido igualmente por si mismo, sin necesidad de que continuamente se lo recordara todo el mundo.
Como aquel cretino de Julio Perea, del que había tenido que soportar burlas desde el colegio, mucho antes de que murieran sus padres y de que la administración pública se excusara en la falta de medios para no hacerse cargo de el. Años de bromas pesadas por vivir en una choza de madera y chapa, por la ropa agujereada, por su falta de luces...
Pero el las tenía a veces. Se le encendían subitamente aunque nadie las viera. Eso fue justamente lo que ocurrió con el cartel publicitario de la carretera. Siempre le fascinó el reclamo de aquellos almacenes y en esta ocasión, el producto estaba a su alcance: "Sandwichera 4,45 €"
Era su oportunidad para demostrar al mundo que también podía tener buenas ideas, así que, tras insistir al guardia de seguridad en que le dejara entrar y mostrarle las monedas en la palma de la mano, asegurándole que no iba a robar nada, consiguió salir de los almacenes con su sandwichera en una bolsa de plástico y una enorme sonrisa en la cara.
Fue entonces cuando se cruzó con Julio Perea volviendo por el camino viejo.

- ¡Eh, imbécil! ¿Qué llevas en esa bolsa?

El no había querido detenerse, ni contestar. Pero la tentación de demostrarle que esta vez había triunfado era demasiado grande. Mostró la bolsa, alzando el brazo y bajándolo de nuevo, y rehuyendo la mirada de Perea con sonrisa nerviosa.

- A ver, trae aquí. ¡Guauuuuuuu, una sandwichera...!!!!! - dijo con fingida admiración, mientras el muchacho reía feliz e inquieto, como el niño que recita por primera vez con éxito el abecedario - ¿Y donde piensas enchufarla en tu chabola?¿En tus narices, subnormal? Jajajajjajajajajajaaa.

La carcajada de Perea le heló la sonrisa. No podía ser que una vez más hubiera vuelto a meter la pata. Del mismo modo que no fueron sus manos las que arrebataron la bolsa de plástico a Julio, ni las que balanceándola dieron un golpe seco con el electrodoméstico en la sien de aquel maldito bufón. Tampoco las que arrastraron el cuerpo fuera del camino, ni las que cortaron el cable de la sandwichera para amarrarle las manos, ni las que le pusieron la bolsa de plástico en la cabeza, atada al cuello, impidiendo un último resuello.

En realidad fueron los años de burlas, de menosprecios, de palizas injustificadas, de abandono y de soledad, los que le empujaron para hacer todas esas cosas horribles. Por eso estaba allí, en aquella piedra al atardecer. Por eso se agitaba adelante y atras compulsivamente, abrazando aquel artilugio con la mirada perdida, murmurando el reclamo publicitario que retumbaba en su cerebro y hacía que su cabeza estuviera a punto de estallar:

- Yo no soy tonto, yo no soy tonto, yo no soy tonto...

9 Comments:

At 12 de noviembre de 2010, 10:00, Blogger sunsetinblue said...

touché
los reclamos publicitarios como avivadores de heridas.
tengo que confesar que, en ese sentido, siempre he sido un poco más superficial, por no decir obvia. creo que las armas publicitarias que explotan las grandes firmas son unas verdaderas hijas de puta que vienen a evidenciar todo aquello que se escapa de nuestras posibilidades.
anehlo, reafirmación personal, autoestima y escape de la mierda que nos rodea al módico precio de 4,45 €
probablemente haya más sandwicheras sin cable de las que nos creemos.
fantástica idea.
mancantao!!!!!

 
At 12 de noviembre de 2010, 13:10, Anonymous Anónimo said...

Sería un buen
ejemplo(extremista)para que no sigamos dejándonos llevar por las modas, los anuncios,etc... queriendo ser o parecer lo que no somos. Intentemos vivir y ser felices tal y como somos, que no es poco...
Yo lo intento cada día
Muacks

 
At 18 de noviembre de 2010, 11:11, Blogger Microalgo said...

Y hay peña que, de todas maneras, se busca un sadwicherazo en la cabeza.

Y mire, para algo servía la sandwichera, después de todo...

Un placer leerlo por acá, jefe. Un abrazo.

 
At 19 de noviembre de 2010, 12:45, Anonymous Anónimo said...

No esta mal, pero tienes un vago problema con las tildes en los "él" por ponerle una falta ortográfica. Y no está muy claro que relación existe entre el primer párrafo y el resto de la historía.
Si querías mostrar a alguien perturbado podrías haber puesto comentarios consigo mismo, le daría más realismo, que no únicamente alguien que quiere demostrarle a un personaje que él cree culpable de tu estado, que puede ser ingenioso. Además no creo que sea pura casualidad que hayas puesto que se encuentre justamente con ese personaje a la salida del establecimiento. Lo cual muestra que toda la culpa va hacía esa persona.

 
At 30 de noviembre de 2010, 18:17, Blogger Juan Nadie said...

Bueno, más que un "vago" problema con las tíldes en los pronombres, tal vez se trate de una errónea interpretación de los nuevos cambios ortográficos introducidos por la R.A.E.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/i/griega/llamara/ye/elpepucul/20101105elpepucul_9/Tes

Tal vez me apresuré a aventurar que a partir de estos nuevos cambios se eliminaba la tílde diacrítica, aunque la verdad es que tras releer el artículo sigue sin quedarme claro. No obstante te agradezco el comentario poque así estaré atento a los dictámenes de nuestros académicos.

Respecto a la "perturbación" del personaje, me apena no haber sido capaz de expresar claramente que no se trata de alguien con problemas psiquiátricos, sino de un discapacitado mental. Él (lo acentúo cautelarmente)más que culpar a alguien de su situación, siente un profundo deseo de ser aceptado por los demás, de sentirse insertado.
Lo que está claro es que la lectura es un proceso de comunicación y si el receptor no capta el mensaje, toda la culpita es del emisor. Muchas gracias por leerme

 
At 2 de diciembre de 2010, 15:07, Blogger joaka said...

pues en la RAE sigue apareciendo "el" con acento.
No estoy muy familiarizado con los deficientes mentales, pero una persona que sufre de falta de autoestima no creo que se considere un deficiente mental, si acaso tiene un problemilla psicológico. Una falta de autoestima puede derivar en una necesidad de sentirse aceptado por la sociedad, entre otras cosas. Hablar para si mismo e intentar autoconvencerse de que uno mismo es capaz de realizar algo por si mismo últimamente es más normal que...como tu quieras definirlo(http://actualidad.eutimia.com/2010/07/hablar-solo-no-es-cosa-de-locos.html o http://www.quo.es/ciencia/psicologia/es_bueno_hablar_solo) El hecho que derive en un homicidio(porque eso es lo que saco yo del primer párrafo) es algo más que un simple problema psiquiátrico, pero no quiere decir que no sea corregible. Es un simple ataque de ira, por eso de mi comentario de "perturbado". Estar obsesionado con algo y no me dirás que es casualidad que rememore un acontecimiento pasado con la misma persona que al final mata?
Leete algo de Irvine Welsh, es experto en personajes trastornados por la sociedad.
De nada por leer tu blog, fue simple curiosidad. A partir de ahora(me he suscrito) lo tendré más presente.

 
At 2 de diciembre de 2010, 16:39, Blogger Juan Nadie said...

Bienvenido, Joaquín. De veras que siento no haber sabido transmitir mejor la idea. Desde mi punto de vista, un deficiente mental es una persona que por determinados motivos no tiene la capacidad mental suficiente para ser considerado normal dentro de los baremos establecidos. Una persona con un trastorno psíquico es alguien que, teniendo su capacidad intacta o, incluso, superior a la normalidad, tiene problemas para su adaptación al medio social. El personaje de este relato es un deficiente mental que se siente rechazado por la sociedad, y no una persona con falta de autoestima a la que le cueste adaptarse. Vendría a ser un individuo como el tonto Simón o Forrest Gump. Personas que pueden tener cierto grado de autonomía a pesar de su deficiencia, pero con dificultades para entender el mundo que les rodea y/o para seguir conductas dentro de lo considerado normal.
Sea como sea, todo esto se aleja de la intención real del relato, que no es otra que dar relevancia a la influencia negativa que a veces tiene la publicidad sobre algunas personas. Podría, por ejemplo, establecer un paralelismo con el daño, e incluso la responsabilidad, que tiene la moda con sus modelos escuálidas y su minúsculo tallaje sobre las personas con anorexia o bulimia.
De todos modos insisto en agradecer tus comentarios. Entre todos conseguiréis que algún día aprenda a escribir :P

 
At 2 de diciembre de 2010, 21:16, Blogger sunsetinblue said...

pues mira, el tema de la marginación social se me había pasado, p:
a mí ya me gusta tu manera de escribir, aunque aun no hayas leído a cortázar, p: y además creo que es de valientes salir a la palestra, exponerse.
partimos de la base de que no te dedicas a esto, lo haces por placer mientras la mayoría dedica su tiempo libre a pelearse en la cantina de turno porque ha perdido el madrid o ha empatado el barça.
claro que puedes mejorar, absolutamente todo es mejorable. pero a mí ya me gusta como lo haces...
aunque no lo hagas demasiado a menudo, p:

 
At 27 de enero de 2011, 15:12, Blogger Microalgo said...

Suscribo.

 

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