lunes, diciembre 02, 2024

El amor, capítulo 326

 Y siempre, con el tiempo, hay un detalle,

un mínimo zarpazo en los cimientos,

un cruce lene e ingrávido de alientos 

un tenue parpadeo en plena calle.

Un rizo, una clavícula o un talle,

un giro de elegantes movimientos,

razones, innegables argumentos,

que hostigan al amor para que estalle.

Y estalla, nos inunda con su magia,

detiene de inmediato la hemorragia

y embriaga al más pintado con su euforia.

Después, nos vuelve adictos a endorfinas,

nos deja cadavéricos y en ruinas

pero eso, amigo mío, es otra historia.