Peluche

 No quiero ser osito de peluche

que espera resignado junto al lecho

inánime, mirando para el techo

por no tener a nadie que le achuche.

No quiero que me guardes en mi estuche,

ni ser un monigote insatisfecho

que sólo siente el tacto de tu pecho

las veces que me ruegas que te escuche.

No quiero terminar medio borracho

sintiendo que por ti me deshilacho

en todas las palabras que no he dicho.

No quiero ser el cerdo de tu hucha

que yace fragmentado tras la lucha

las veces que lo rompes por capricho.

Políticos

 Sociópatas, payasos y trileros

hipócritas, cuentistas y mangantes,

corruptos, arribistas y arrogantes, 

traidores, miserables y embusteros.

Pelotas, lameculos,  mamporreros,

falaces,  impostores y farsantes;

tiranos,  renegados,  ignorantes,

vendidos, intrigantes y rateros.

Se escudan tras el símbolo y la foto

y mascan una bola con tu voto

que esconden en oscuros cubiletes.

Preguntan al mezclar con frenesí

que dónde está tu voto, aquí o aquí, 

sabiendo que se fue por el retrete.

8° Deseos

 El genio de la lámpara me ignora

por mucho que acaricio su farol,

me veta los deseos por ahora 

y ahoga sus fracasos en alcohol.

El hada es una pécora traidora,

experta en vestiditos de charol,

que se ha negado a ser mi protectora

y dice que estoy fuera de control.

Opinan las estrellas más fugaces

que hay veces que se sienten incapaces

de hacer aquellas cosas que les pido.

La vela sofocada de mi tarta 

declara que la tengo más que harta, 

que empiece a madurar como es debido.

Fui joven

 Fui joven,  pero fue en defensa propia,

y armado hasta los dientes con canciones

por no tener el libro de instrucciones 

y andar por las aceras en la inopia.

Fui joven, pero no fui fotocopia

timbrada por mis buena intenciones

y algunas obstinadas convicciones

labradas en aquella edad impropia.

Así que puse rumbo a las Canarias

en busca de imprudencias temerarias 

y huyendo de un amor adolescente.

Ahora que soy viejo ya no huyo

me afano en evitar ser un capullo

y a veces ese afán no es suficiente. 

Pobre de mí

 Me siento un indigente de altos vuelos,

un próspero aspirante a millonario,

un rico, que ha salido del armario

y no ha pillado cacho por los pelos. 

Me siento un miserable con anhelos,

un paria con afán de propietario,

un dueño con un mísero salario,

un amo con la renta por los suelos.

Me siento un puto yonki de la pasta,

un necio desgraciado y entusiasta

que aspira a hacer sus viajes en primera.

Me siento en un papel que no es el mío,

un nadie sin glamour ni señorío,

un pobre con disforia financiera.