Primperán y circo
Doctor, un Primperán, por caridad.
Me temo que me va a ser necesario.
Pretendo plantar cara a la verdad
y ver en el almuerzo el telediario.
La dosis temporal de realidad
provoca en mí un espasmo involuntario,
un asco de extremada gravedad,
un vómito anodino y funcionario.
Remedie el ramalazo nauseabundo
que en este encontronazo con el mundo
me tiene acobardadas las entrañas.
Recéteme si acaso algún sedante
que me haga relajarme en un instante
pensando en las benditas musarañas.
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