Volver

 Volver, con un billete solo de ida

tatuado en pleno centro de la frente,

desploma la techumbre del presente

encima de la puerta de salida. 

Volver, con la lección mal aprendida

y el rol melodramático pendiente,

te muestra un panorama indiferente

en una dimensión ya conocida.

Volver, encenagado en pesadumbre,

las sienes, con la nieve de costumbre

y el alma desposada con el tedio,

demuestra que no quedan más opciones,

se acaban las benditas vacaciones 

y acechan las rutinas sin remedio.