Deliras
Hay veces que deliras
pasmado ante el imbécil del espejo;
incrédulo, lo miras,
y el tipo está más viejo,
y brindas por no estar en su pellejo.
Te cansan sus mentiras,
escuchas su mirada y su consejo
e, incómodo, suspiras,
mirando un azulejo,
con rabia en la mitad del entrecejo.
Escéptico, conspiras;
planeas desollar a ese tipejo,
sacar su piel a tiras
y al fin lo ves, perplejo:
descubres esa idea en tu reflejo.
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