La funda
Hay una verdad incuestionable: cada cual lleva su cruz. La de Engracia es Paco, su marido.
Engracia es una buena mujer: trabajadora, organizada y
limpia. Cariñosa no. Tal vez por los años de matrimonio, quizá por no haber
tenido hijos… Cada mañana, lo más cordial que dedica a su esposo es la lista de
tareas pendientes. Paco es un hombre tranquilo. Le gusta pasear al aire libre y
no entiende una vida supeditada a la limpieza. Por ello, remolonea
considerablemente cada vez que Engracia le encarga algo.
ꟷ Tráeme la funda del coche, que voy a lavarla.ꟷ le
ha dicho esta mañana.
En casa todo tiene funda. El coche, el sofá, el televisor…
Todo perfectamente resguardado del polvo.
ꟷ Pareces tonto, Paco. Las de tela de los asientos,
no la impermeableꟷ se queja ella.
ꟷ No soy adivino, mujerꟷ refunfuña Paco con la funda
de hule del vehículo entre las manos.
Engracia, que está fregando el suelo, lo apremia con un
gesto brusco, que le hace resbalar y dar de cabeza en la encimera de granito.
Muere fulminada.
ꟷ Nadie me va a creerꟷ se dice Paco.
Acto seguido la envuelve en el hule para deshacerse del
cuerpo.
ꟷ A ella le habría gustado que la enterrara con una funda.
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