Entre la espada y la pared
Estoy entre la espada y la pared,
perdido entre la calma y el espanto,
en medio de tus risas y mi llanto
y anclado entre tu plétora y mi sed.
Me tienes plenamente a tu merced,
decides si me acuesto o me levanto;
decretas si me rindo o si me aguanto,
si escapo o si me atrapas en tu red.
Me dejas entre nítido y confuso,
me otorgas y me quitas la costumbre
y a ratos soy amado y malquerido.
A medias, entre lúcido y obtuso,
me meces en la mansa incertidumbre:
la incógnita de ser recién nacido.
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