lunes, enero 23, 2023

Terapia de grupo

 — Bienvenidos al grupo de terapia. Hoy recibimos a un nuevo miembro. Por favor. Torcuato, ¿puedes presentarte?

La terapeuta era una chica exuberante y voluptuosa. Con una extensa formación académica pero, quizá,  con un físico poco apropiado para un grupo de adictos al sexo.

— Hola, soy Torcuato y no llevo calzoncillos.

Los demás miembros del grupo murmuraron

— Tiene que decir que es adicto al sexo. — le interpeló un sujeto malencarado.

— Yo digo lo que me sale de los cojones. — replicó Torcuato.

— Señorita, los actos tienen consecuencias. El aleteo de una mariposa en Australia puede provocar un maremoto en Austria. — dijo el repipi de las gafas.

— Paraguay no tiene costa, imbécil. — dijo el malencarado.

— ¡Por favor, mantengan la calma! 

La terapeuta intentó alzar su voz por encima del tumulto, sin éxito. 

— ¡A mí no me llames imbécil, palurdo! — respondió el repipi. 

— Te voy a decir yo quién es un palurdo.

El malencarado se levantó como un resorte abalanzándose sobre su interlocutor. Torcuato alargó la pierna, disimulando, y le puso una zancadilla. El tipo acabó por tropezar, cayendo sobre la terapeuta y alojando la nariz sobre sus pechos.

— Socorro — gritó. 

— ¡Qué bien me lo voy a pasar en este grupo!