Capitales
Podría desear a mi vecina,
tan solo con lujuria, sin amor.
podría suponerme superior,
morir de envidia mísera y cochina.
Podría masticarme la cocina,
comerla ansiosamente, con ardor,
podría enrabietarme con furor,
sacando mi más vil vena asesina.
Podría codiciar una fortuna
librarme de la traba inoportuna
que existe entre mí mismo y la riqueza.
Podría y, la verdad, no tengo ganas,
lo pienso casi todas las mañanas,
y luego, nunca lo hago por pereza.
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