Poember. 16 de Noviembre. Ayer
El peso de la sal del llanto preso
mantiene mi mirada sumergida,
hay días sin anhelos y sin vida,
y algunos en que ni siquiera eso.
No vuelven mis latidos de regreso,
después de haber salido en estampida,
pensé que no tenían más salida,
y me ha salido un corazón travieso.
Hoy dudo si dejarlo en el taller,
no sé si me lo aceptan por tan poco,
me centro en cualquier otro menester,
que no estaría bien volverme loco,
que no merezco el éxodo de ayer,
ni creo merecerlo hoy tampoco
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