Poember. 9 de Noviembre. Fantasmas
De tanto ser turista en el abismo
y amar tan ciegamente cada herida
me fui de algunas partes de mi vida
volviéndome cicatriz de mí mismo.
Mirándome en la luz del espejismo,
del éxito en la batalla perdida,
sentí cómo la carne adormecida
prendía casi todo mi organismo.
Debajo, sin embargo, hay carne viva,
latiente y anhelante de ternura,
que acalla a los fantasmas de ahí arriba,
rompiendo osadamente la sutura,
que sabe que además de la saliva,
hay besos que suponen una cura.
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